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Introducción

Tal como se presenta a nuestra vista (figura 1), la Tierra es el resultado de la extraordinaria diversidad de procesos geodinámicos internos y externos que ha sufrido el planeta desde sus orígenes, que se remontan a unos 4 500 millones de años (Ma). La Tierra se formó a partir de una nube interestelar junto con el Sol y los otros planetas del Sistema Solar. En la Tierra no queda ningún vestigio rocoso de la historia más temprana; el Sistema Solar, principalmente los otros planetas del grupo denominado interiores o planetas terrestres (Mercurio, Venus, Marte), la Luna y los meteoritos, proporciona información sobre esta etapa. El mineral más antiguo datado hasta ahora es un cristal de zircón encontrado en Australia, que tiene una edad radiométrica de 4 300 Ma, y las rocas más antiguas, de la región del Lago de los Esclavos, en Canadá, tienen 3 960 Ma. En Cataluña, tenemos más de 550 Ma de historia geológica registrada en las rocas que afloran en ella.

Figura 1: Imagen actual de la Tierra

Figura 1: Imagen actual de la Tierra

Observando un mapamundi con un cierto detenimiento, se diría que las formas de las costas de algunas de las tierras emergidas son como el “negativo” de las formas de las costas de la tierra situada enfrente; parece como si pudieran encajar, como si fueran las piezas de un rompecabezas. Los continentes forman parte de las placas tectónicas y, efectivamente, algunas de las placas encajan perfectamente. Se sabe que las placas se desplazan, unas respecto a otras.  A veces se separan, otras se aproximan y, a veces, colisionan o se deslizan y friccionan entre ellas. El resultado es que la distribución de los mares y de las tierras emergidas cambia con el tiempo, pero el volumen de la Tierra permanece constante. El espacio que queda entre las placas que se separan es ocupado por materiales volcánicos procedentes del interior de la Tierra, los cuales constituyen la corteza oceánica; estas áreas son ocupadas por los océanos en los cuales se depositan sedimentos marinos. La colisión entre las placas produce deformaciones en sus bordes, como unas arrugas gigantescas, creadoras de relieves. Son las grandes cordilleras de montañas. Su proceso de formación dura algunas decenas de millones de años, y en el interviene una gran cantidad de energía.