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Antecedentes históricos

El conocimiento de los suelos y de sus propiedades ha estado muy estrechamente ligado a la historia de su uso para cultivar plantas y alimentar, en cada momento, a la población mundial. Estos conocimientos, muy rudimentarios inicialmente, permitieron un lento desarrollo de la agricultura gracias a unas primeras prácticas agrícolas (establecimiento de un calendario agrícola, fertilidad de los suelos y nutrición de las plantas, aplicación de riego, lavado de sales, cultivo en terrazas para la formación y conservación de suelo ...) en tres áreas diferentes del mundo: entre el Oriente del mar Mediterráneo y el Golfo Pérsico, en las Mesetas de México y los Andes, y al sur del Indostán y al este de China. En muchas de estas civilizaciones se han ido encontrando diversos textos con clasificaciones y evaluaciones de los suelos en función de diversas características.

El importante crecimiento demográfico que vivió Europa a lo largo del siglo XVIII debido a la desaparición de muchas de las epidemias que había sufrido el continente y a los largos periodos de paz que se vivieron, provocaron una demanda de tierras y, de rebote, el despertar de un progresivo interés por el suelo y por su estudio por parte de los científicos que, desde el siglo XV, en el inicio del Renacimiento, venían estudiando algunos de los fenómenos que tienen lugar en el suelo desde una vertiente más científica y con nuevos métodos de investigación.

También, en ese período histórico, se llevaron a cabo los primeros estudios de cartografía de suelos; concretamente los mapas de "Reconocimiento General de Tierras" realizados en Rusia, durante los años 1760, y que presentaban una información detallada sobre la calidad de los suelos en diferentes zonas del país.

Importantes resultados se alcanzaron en cartografía de suelos a lo largo del siglo XIX. En 1806, Staszic elaboró un mapa geológico, geomorfológico y de suelos del este de Europa y, entre 1850 y 1860, se desarrollaron cartografías de suelos en Alemania, Francia, Austria, Holanda y Bélgica.

Los primeros mapas de suelos en los Estados Unidos fueron realizados por los Servicios Estatales de Reconocimiento Geológico. El primero de ellos, publicado en 1841, fue el "Mapa de suelos de Massachussets". Además, en 1899 comenzó en Estados Unidos el programa nacional de reconocimiento de suelos, donde se trataba de caracterizar los suelos de las zonas agrícolas con el mayor detalle posible.

La historia de la cartografía de suelos en España comienzan durante el primer tercio del siglo XX con los trabajos del granollerense Emili Huguet y Serratacó; más conocido con el seudónimo de Emili Huguet del Villar. Este botánico y edafólogo autodidacta fue el autor, en 1937, en plena guerra civil española, del primer mapa de suelos de la península ibérica a escala 1: 1.500.000, editado en Madrid en 1937, pero publicado en Londres un año después (Figura 1).


Figura 1. Mapa de Suelos de la Península Luso-Ibérica (Fuente: Emili Huguet del Villar, 1937)


A partir de ese momento, y durante muchos años, sólo se elaboraron algunos mapas de pequeña escala, de tipo exploratorio, a pesar de la creación en 1942, a iniciativa de José María Albareda Herrera y en el seno del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del Instituto Español de Edafología, Ecología y Fisiología Vegetal (más tarde, Instituto de Edafología). De este período, tal vez hay que destacar el "Mapa de suelos 1: 1.500.000 de la España peninsular" de Ontañon y el "Mapa de Suelos 1: 1.000.000 de España. Península y Balerares" del mencionado Albareda (Figura 2).


Figura 2. Mapa de suelos de España 1:1.000.000. Península y Baleares (Fuente: Instituto Nacional de Edafologia y Agrobiologia. CSIC, 1966)

Figura 2. Mapa de suelos de España 1:1.000.000. Península y Baleares (Fuente: Instituto Nacional de Edafologia y Agrobiologia. CSIC, 1966)


En cuanto a la cartografía de suelos en Cataluña, con la recuperación de una cierta autonomía entre los años 1914 y 1923, la Mancomunidad de Cataluña intentó potenciar el conocimiento del territorio mediante la elaboración del mapa geográfico, geológico y agronómico de Catalunya.

El mapa agronómico que, en aquellos momentos se consideraba una necesidad para cualquier estado moderno, debía impulsar la agricultura catalana en el contexto internacional y, por tanto, equiparar sus producciones a las de otros países de su entorno. En este proyecto se recuperaba la idea, ampliamente difundida desde mediados del siglo XVIII, de la importancia de fomentar el progreso de un país en la agricultura.

En la IV Conferencia Internacional de Agrogeologia (Roma, 1924) Marià Faura y Sans presentó una ponencia titulada "Carte Agronomique de Catalogne au 100.000éme". Aunque en un documento Faura aseguró que ya se habían iniciado los trabajos de publicación del mapa agronómico de Catalunya, no queda claro si finalmente se pudieron llegar a plasmar gráficamente. Tan sólo se conserva la "Gama General" de la leyenda definida para ese mapa (Figura 3).


Figura 3. Gama general de la leyenda del Mapa Agronómico de Catalunya (Fuente: Faura i Sans, 1924)

Figura 3. Gama general de la leyenda del Mapa Agronómico de Catalunya (Fuente: Faura i Sans, 1924)


Entre los años 1959 y 1962, el "Instituto de Edafología y Fisiología Vegetal", con el apoyo y patrocinio del Ministerio de Defensa de Estados Unidos, realizó el "Study of the soils of the Ebro valley". El tercer volumen de este estudio se centró en las cuatro provincias catalanas.

El resultado final consistió en un mapa de suelos, a escala 1: 250.000, de cada una de ellas con una memoria complementaria que contenía una evaluación agronómica de los diversos tipos de suelos definidos (Figura 4).


Figura 4. Mapa de suelos 1:250.000 de las provincias de Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona. Albareda, J.M., Guerra, A., Monturiol, F., Pérez-Mateos, J., García-Vicente, F., Alonso, J. i Montserrat, P. Incluído en el “Study of the soils of the Ebro valley III”, promogut pel “United States Departament of the Army” (1962)

Figura 4. Mapa de suelos 1:250.000 de las provincias de Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona. Albareda, J.M., Guerra, A., Monturiol, F., Pérez-Mateos, J., García-Vicente, F., Alonso, J. i Montserrat, P. Incluído en el “Study of the soils of the Ebro valley III”, promogut pel “United States Departament of the Army” (1962)


En la década de los 80 que, desde dos ámbitos diferentes, se vuelve a plantear en Cataluña la realización de un inventario detallado de suelos: la Diputación de Barcelona y el Departamento de Agricultura, Ganadería y Pesca (DARP) (Generalidad de Cataluña). Un hito importante para este planteamiento fue la publicación por parte de la "Comisión del Banco de Datos de Suelos y Aguas del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España" del "Sistema de Información edafológica y Agronómica de España. Manual para la descripción codificada de suelos en el campo (SINEDARES) ". Esta publicación ha permitido la estandarización y sistematización de los principales criterios de cartografía y correlación de suelos bajo la marca CatSIS; así como el establecimiento, de una forma consecuente, de los principales criterios para la definición de series.

Así, el Pleno de la Diputación de Barcelona, en sesión celebrada el 28 de junio de 1982, tomó, entre otros, el acuerdo de elaborar, a través de su Área de Agricultura y Medio Natural, un Catálogo de Suelos de interés agrícola; iniciando, de esta forma, el Mapa de Suelos de la demarcación de Barcelona.

El objetivo de este Catálogo era la generación de información del medio físico para la ordenación del territorio, de forma que se pudiera llevar a cabo una adecuada evaluación de los suelos, en especial en los de mayor calidad agronómica, que los protegiera contra su pérdida o posible degradación irreparable. Este proyecto intentaba contrarrestar la irreversible expansión de muchos núcleos de población y de nuevas instalaciones destinadas a actividades industriales que podían provocar un crecimiento salvaje y desordenado que podía poner en peligro la viabilidad de la actividad agraria en el territorio.

Aunque dentro de este proyecto se cartografiaron varios municipio a escala 1: 20.000 y con una leyenda basada en el sistema de clasificación "Soil Taxonomy", finalmente sólo se llegaron a publicar los mapas de suelo de los términos municipales de Fogars de Tordera (Figura 5) y Sant Boi de Llobregat.


Figura 5. Mapa de suelos y Mapa de evaluación del término municipal de Fogars de Tordera. Catálogo de suelos de la circumscripción de Barcelona (Fuente: Diputació de Barcelona, 1984)

Figura 5. Mapa de suelos y Mapa de evaluación del término municipal de Fogars de Tordera. Catálogo de suelos de la circumscripción de Barcelona (Fuente: Diputació de Barcelona, 1984)


Por su parte, el DARP, a través de su Dirección General de Producción e Industrias Agroalimentarias, emprendió una iniciativa destinada a elaborar una cartografía de Suelos, a escala 1: 25.000, en aquellas áreas que presentaban un mayor interés agrícola, para pasar después a extender los trabajos en el resto de Cataluña. El primer trabajo de envergadura que emprendió el DARP fue el mapa de suelos del área regada por los canales de Urgell (Figura 5), que fue seguido por más de treinta cartografías alrededor de cuatro áreas principales: el Empordà, los regadíos de Lleida, el Baix Ebre y el Penedès, que suponen unas 600.000 ha cartografiadas.

La edición de la hoja de Bellvís (Figura 6) resultó un paso importante en la tarea de difusión de la información de suelos generada por esta iniciativa y contó con el apoyo del Instituto Cartográfico de Cataluña.


Figura 6. Mapa de sòls de Catalunya 1:25.000. Bellvís. 360-1-2 (65-28) (Fuente: DARP-Institut Cartogràfic de Catalunya, 1993)

Figura 6. Mapa de sòls de Catalunya 1:25.000. Bellvís. 360-1-2 (65-28) (Fuente: DARP-Institut Cartogràfic de Catalunya, 1993)


La Ley 19/2005 del Parlamento de Cataluña, de 27 de diciembre, de creación del Instituto Geológico de Cataluña, establecía en su artículo 3.2 que este organismo tenía que llevar a cabo actividades directamente relacionadas con el conocimiento y la información sobre los suelos de Cataluña. Para poder desarrollar estas funciones, el IGC tenía que hacer, en colaboración con otros organismos cuando fuera necesario, trabajos de edafología, cartografía de suelos, estudios y evaluaciones de riesgo de erosión y otros trabajos relacionados con el suelo y con su protección.

La Ley 2/2014, de 27 de enero, de medidas fiscales, administrativas, financieras y del sector público, creaba el Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña (ICGC) y suprimía el Instituto Cartográfico de Cataluña (ICC) y el Instituto geológico de Cataluña (IGC); manteniendo intactas, eso sí, las competencias adquiridas en las leyes de creación del ICC y del IGC.

El mapa de suelos de Cataluña, a escala 1: 25.000, (MSC25M) es un instrumento diseñado por el Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña (ICGC), en colaboración con el Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación ( DARP) para recopilar y difundir información de suelos en todo el territorio catalán con una base edafológica homogénea adquirida a partir de trabajos específicos de cartografía de suelos (Figura 7).

La metodología de referencia del programa de cartografía está recogida en la "Guía metodológica para la redacción de los proyectos de cartografía de suelos a escala 1: 25.000", elaborada por la Unidad de Suelos del ICGC y que se basa en la recogida en el "Soil Survey Manual" del "Soil Survey Division Staff" del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos de América.


Figura 7. Mapa de sòls 1:25.000 de la hoja de Amposta 522-1-2 (63-40) (Fuente: ICGC, 2015)

Figura 7. Mapa de sòls 1:25.000 de la hoja de Amposta 522-1-2 (63-40) (Fuente: ICGC, 2015)